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martes, 12 de noviembre de 2019

Observar lo que Es

“No puedo centrarme en la respiración porque tengo catarro”. 
Esta queja es frecuente en el invierno o en la época de alergias. Creemos que cuando la guía verbal nos dice “centra tu conciencia en la respiración”, ésta debe ser fluida o debe tener un determinado ritmo. Pero si nos fijamos bien no da ninguna instrucción sobre cómo debe ser la respiración, simplemente pide que observemos.  Cuando estamos acatarrados, y la nariz está taponada, quizá respiremos por la boca, quizá sintamos incomodidad y molestias. 
Con molestias o sin molestias, nuestro trabajo es el mismo: observar lo que sea que haya Ahora. Incluida la incomodidad. Incluido el rechazo a la incomodidad.  
La mente condicionada da por sentada por muchas cosas, sobrepone sobre la realidad capas de conceptos y de juicios. “La respiración debe ser fluida”, “no puedo respirar” (lo que es una exageración, porque si no pudieras respirar te morirías), “debo respirar más despacio”, “no debería sentir mi corazón palpitar con tanta fuerza”… Es un hábito fuertemente enraizado. Etiquetamos y enjuiciamos continuamente, sin siquiera darnos cuenta.  La mente reduce la realidad a conceptos simples y los enjuicia: “la orquídea es blanca”. ¿Es blanca? Mírala bien. Atentamente, sin etiquetas, sin nombres de colores y verás que no es blanca. “Blanco” es un concepto, el cerebro reúne todos los matices de grises y diferentes tonos que percibe en la flor como “blanco”. Esa capacidad de unificar una multiplicidad de sensaciones en una sola etiqueta es práctico, muy práctico. Pero limita la realidad. Si queremos pintar la flor nos damos cuenta de la infinidad de matices, de tonos distintos en sus pétalos. La realidad es que no es blanca, sólo en algún punto de luz, quizá en el borde de algún pétalo, quizá sólo ahí vemos de verdad el blanco. El resto son tonos de grises y nacarados.  Observar la respiración es una práctica para la observación de la realidad cotidiana. 
Estabiliza la atención y es el comienzo de la observación sin etiquetas ni juicios.Observar la respiración, sin enjuiciarla, puede resultar difícil al comienzo. 
Al enjuiciarla la respiración se bloquea, lo que es una experiencia muy frecuente al comienzo de la práctica del Mindfulness. Con práctica los juicios cesarán, y la respiración fluirá con naturalidad, con o sin catarro. Pero es mucho más difícil observar con esa ecuanimidad y serenidad la realidad cotidiana, los atascos, las malas caras, la basura, o las noticias. Por eso, la práctica con la respiración es un primer paso sumamente importante. Se empieza por lo pequeño, sin olvidarnos que luego tenemos que llevar esa capacidad a nuestra vida cotidiana. Vamos a observar la realidad tal  y como es, tal y como nuestros sentidos pueden percibirla. Sin etiquetas, sin juicios, sin críticas, sin rechazo, sin ‘debería’. Con la mente en silencio y el corazón abierto de par en par.

lunes, 11 de noviembre de 2019





EL SILENCIO Y EL CEREBRO

Michel Le Van Quyen, neurocientífico, ha investigado los efectos del silencio


La entrevista en el periódico La Vanguardia del dia 5 de Noviembre.

A nivel profesional Michel Le Van es cientifico, investiga el cerebro, este es su trabajo habitual, pero para él, todo cambia cuando sufre una parálisis facial que le obliga a parar su ritmo de vida, su trabajo, sus tareas pendientes quedan canceladas y tiene que buscar una forma de volver a ser y sentir. Su modo Hacer cambia y las perspectivas son otras.
La mente se bloquea y volver a la realidad es difícil y laborioso y hay que hacerlo de otra manera.

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EL silencio es esencial para regenerar el cerebro

Ya desde 2001 se comprobo que el cerebro cuando está en reposo sigue consumiendo energia, no hacemos nada y el cerebro sigue trabajando, emitiendo imágenes, recuerdos, pensamientos, ensoñaciones, sensaciones, etc.
“Hay un silencio exterior, que es la ausencia de ruido, y un silencio interior: esos momentos en que logramos reducir el ruido de fondo de nuestros pensamientos, ambos son esenciales para nuestra salud”. 

EL silencio ayuda a regenerarse a las neuronas y se ha comprobado cientificamente que el hipocampo crece. Con solo unos minutos de silencio la presión arterial disminuye y también el ritmo cardiaco.

No existe el silencio absoluto, por ello tenemos que buscar sonidos de la naturaleza o sonidos agradables para poder llevar a la calma la mente, apagar el ruido interno, los pensamientos que nos hacen sufrir, las criticas y valoraciones que hacemos de todo durante nuestro dia y que se quedan grabadas y se repiten una y otra vez.

Dar un paseo con sonidos de la naturaleza mejora el sistema inmunologico, las personas que viven en grandes ciudades que tienen que lidiar con el ruido diario están más estresadas y su sistena inmunológico más alterado. 
El silencio aunque sea a pequeños ratitos a lo largo del dia, sosegando la prisa y dejando que los ruidos se apaguen ayuda a mejorar la salud y para ello la concentración en la respiración es la mejor forma de separar ese ruido constante de la vida diaria.


El estado de alerta constante ante los ruidos que no cesan, sean externos, los ambientales, o internos los pensamientos que la mayoria de las veces nos hacen sufrir, son tóxicos y disminuyen nuestra salud. 


Poner la atención en la respiración, la práctica del ejercicio de mindfulness que pone toda su atención y conciencia en la respiración, una pequeña pausa que vaya permitiendo alejarnos de ese desasosiego constante.