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sábado, 5 de octubre de 2013

Cosas que hacen que la vida merezca la pena

5 de Octubre

Cosas que hacen que la vida merezca la pena



Pensar es gratis, no cuesta dinero, lo hacemos y podemos hacerlo todospor ello utilicemos nuestro pensamiento para sacar el máximo partido a nuestras emociones. Los pensamientos negativos generan muchísima ansiedad, muchísimo malestar emocional y alteran considerablemente el comportamiento de las personas de tal forma que perturban sus vivencias, nos roban bienestar y armonía con uno mismo y con los demás,pueden originar incluso graves trastornos psicosomáticos, pero la peor secuela es que provocan tal estado de insatisfacción, de tristeza, de inseguridad, de ansiedad y tal falta de vitalidad y un malestar físico y mental tan grande que la vida se va consumiendo poco a poco, provocando impotencia, indefensión, irritabilidad contra todo, desagrado e incapacidad para sobrevivir y mantener la ilusión por la vida y por lo que nos rodea.
Los pensamientos positivos por el contrario potencian emociones positivas (alegría, anhelo, felicidad, ilusión, bienestar físico…) pero también muchos comportamientos dirigidos a la gratificación y a la resolución de problemas. Se ha demostrado que quienes gozan de estas emociones incrementan su estado de salud. Se habla incluso de hasta 10 años de diferencia.
Cuando el estado de ánimo es sombrío la vida en general nos resulta deprimente pero si el humor mejora, las relaciones sociales, las esperanzas de futuro, la ilusión por todo es mucho más activa, gratificante y positiva.
Vivimos en una sociedad que cada vez nos pide más, que nos exige un esfuerzo titánico para incrementar los bienes materiales, el prestigio social y todo aquello que se nos presenta como deseable pero que termina con la salud de la persona. Siempre hay alguien con quien compararse y siempre encontraremos alguien que esté por encima de nosotros y que tenga más que nosotros.
Estamos en una sociedad donde se busca la felicidad por encima de todo y eso es lo que se nos vende: playas, viajes, coches, hoteles, fiestas, drogas, rebajas, concursos, ropas caras y baratas, glamour… Muchas personas piensan que si tuvieran mucho dinero serían inmensamente felices porque podrían comprar felicidad, pero no es así pues nos encontramos con altas tasas de depresión, de ansiedad u otras patologías.

La salud es el resultado del equilibrio entre cuerpo y mente. Por este motivo, cada vez se da mayor importancia a los aspectos psicológicos, tanto en la salud como, sobre todo, en la enfermedad. Las personas que se sienten felices y contentas son por ejemplo menos vulnerables al desarrollo de enfermedades cardiacas, entre otras, comparadas con quienes tienden al pesimismo, a la tristeza o a sentirse desgraciadas. Además,el tener una actitud positiva ante la vida la alarga y, en caso de enfermedad, ayuda a reforzar el sistema inmunológico. Incluso es un factor importante en el proceso de recuperación de determinadas patologías graves como por ejemplo el cáncer.
El optimismo es fundamental para la saludel pesimismo como actitud de vida provoca una salud física mucho más frágil, mayor depresión, mayor ansiedad, mayor tensión física y mental y en consecuencia un rango de mortalidad mayor. Numerosas investigaciones así lo demuestran.
El distrés, esa sensación de agobio permanente, de malestar emocional continuo, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro, de nuestros órganos internos y en la constelación hormonal. A través de diversos estudios se ha podido comprobar que un minuto dedicado a un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario, durante unas horas, en una situación delicadadebido a la tensión física y emocional que provoca.

Si nos paramos un poco a pensar, en qué tipo de cambios se pueden producir con el exceso de preocupación y ansiedad, vemos por ejemplo que tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. También afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
Ahora bien ¿tenemos recursos para combatir a ese enemigo interior, o eso es sólo cosa de sabios? Un valioso recurso contra la preocupación es focalizar la atención en practicar por ej. la respiración abdominal o diafragmática, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebroFavorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina además de mejorar la sintonía de los ritmos cerebrales entre los dos hemisferios cerebrales.
Investigaciones recientes han demostrado la correlación que existe entre pensamiento positivo y salud física y mentalEl pensamiento influye claramente en nuestro estado físico y mental. Una persona con pensamientos negativos se va a sentir deprimida, con ansiedad, con baja motivación y con baja autoestima, será más propensa a presentar trastornos lumbares, cervicales, molestias gástricas, cardiológicas… Una actitud más positiva ante la vida mejora el sistema cardiovascular y la circulación sanguínea, mejora el buen humor además de la capacidad funcional y cognitiva pero sobre todo mejora considerablemente la salud.
Las emociones positivas juegan un papel muy importante "no sólo en la prevención de enfermedades sino también en su pronóstico pues se logra una recuperación más rápida". "Las personas que potencian emociones positivas tendrán mejores pronósticos, ante una misma enfermedad, que las que no lo hagan”.
Una respuesta común, como es la ansiedad ante determinadas situaciones, no sólo se aprecia en la expresión de la cara, sino que tambiéngenera cambios fisiológicos internos, como taquicardias, sudoración, temblores, sequedad de boca, aumento de tensión muscular, dolores tensionales… La enfermedad se verá reducida o incrementada en función de cómo nos contemos las cosas y de cómo interpretemos los acontecimientos y las circunstancias estresantes de la vida cotidiana a la vez que juega un papel muy importante el propio estilo de vida.
Si la respuesta de ansiedad o estrés provoca una activación fisiológica frecuente, duradera o intensapuede que los órganos afectados no puedan recuperarse y como consecuencia puede producirse algún trastorno fisiológico en varios o en un sólo órgano. Los sistemas nervioso, endocrino e inmune están íntimamente relacionados debido a la multitud de vías anatómicas y fisiológicas que interaccionan entre ellos. Por este motivo, los factores psicológicos pueden afectar al pronóstico de muchas enfermedades, a través de su influencia en el sistema inmunitario(psiconeuroinmunología). El cómo se enfrente y reaccione una persona a las diferentes situaciones ansiógenas o estresantes puede ser tan importante para establecer el pronóstico de una enfermedad como muchos de los parámetros médicos.
Un pensamiento positivo, es incompatible con una emoción negativa o con un estado anímico desagradable, a veces aunque las situaciones sean negativas podemos encontrar pensamientos más sanos y más adaptativos que nos pueden ayudar a tener en cuenta otras alternativas, a ver las soluciones con más eficacia, a sentirnos un poco mejor y con más fortaleza interior.


No es la primera vez que oímos comentar a pacientes gravemente enfermos el siguiente mensaje: “Ahora es cuando realmente soy feliz, antes sólo pensaba en trabajar, en ganar dinero, en ascender, en triunfar. Sin embargo ahora, con todos mis miedos me considero feliz, es ahora cuando disfruto de cosas que antes no valoraba ni tenía en cuenta, vivo lo que me está tocando vivir, no niego mi enfermedad, ni intento obviarla, esta enfermedad ha hecho que comprenda cosas de mí insospechadas, ahora me emociona la vida a mi alrededor, mi familia, mi pareja, mis hijos, mis amigos, los que vienen a verme, los que me saludan, los que preguntan por mí y pasan un rato conmigo, todos me aceptan como soy, no por mi dinero, ni por lo que he conseguido en la vida, sino por mí como persona, por mis valores, por mi sensibilidad, por mi afecto y cariño hacia ellos, por mi agradecimiento, cosas que cuestan muy poco pero que antes me pasaban desapercibidas. Ahora a pesar de mi enfermedad es cuando realmente soy feliz pues disfruto de cosas que no exigen ningún esfuerzo pero que sin embargo son tan importantes para mí.
Pensar es gratis ¡Aprendamos a pensar! Un pensamiento positivo tiene que desmentir al negativo, confrontarlo continuamente y buscar otras alternativas que lo desmientan, que lo contrasten pero sobre todo que nos permitan ver la realidad bajo otro punto de vista para poder así comprobar los resultados producidos por las consecuencias generadas por la elección de otras alternativas más racionales, más adaptativas y más gratificantes.


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