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lunes, 11 de febrero de 2013

Dime de qué presumes y te diré de qué careces

11 de Febrero




"Dime de qué presumes y te diré de qué careces"



A pesar del malestar generalizado, solemos priorizar el "cómo nos ven" al "cómo nos sentimos". Tanto es así que para muchos la pregunta de cortesía "¿cómo estás?" supone todo un incordio. La mayoría nos limitamos a contestar mecánicamente: "Bien, gracias". Y en caso de no poder escaquearnos, enseguida redirigimos la conversación hacia cualquier "charla banal". Es decir, la utilizamos para fingir que nos estamos comunicando, cuando en realidad lo único que estamos haciendo es llenar con palabras un potencial silencio incómodo.
En este contexto social, algunos individuos ocultan sus miserias y frustraciones tras una fachada artificial que seduzca e impresione a los demás. La paradoja es que cuanto más intentamos aparentar y deslumbrar, más revelamos nuestras carencias, inseguridades y complejos ocultos. De hecho, la vanidad no es más que una capa falsa que utilizamos para proyectar una imagen de triunfo y de éxito. Es decir, la máscara con la que en ocasiones cubrimos nuestra sensación de fracaso y vacío. Si lo pensamos detenidamente, ¿qué es la "respetabilidad"? ¿Qué es el "prestigio"? ¿Qué es el "estatus"? ¿Qué tipo de personas lo necesitan? En el fondo no son más que etiquetas con las que cubrir la desnudez que sentimos cuando no nos valoramos por lo que somos.
En este sentido, ¿qué más da lo que piense la gente? De hecho, ¿quién es la gente? Nuestra red de relaciones es en realidad un espejismo. En cada ser humano vemos reflejada nuestra propia humanidad. Por eso se dice que los demás no nos dan ni nos quitan nada; son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta. La gente no nos ve tal y como somos, sino como la gente es. O como dijo el filósofo Immanuel Kant, "no vemos a los demás como son, sino como somos nosotros". De ahí que la opinión de otras personas solo tiene importancia si nosotros se la concedemos.

Para ello es necesario mejorar nuestra autoconfianza y sobre todo mirar a nuestro alrededor y ver que herramientas, recursos, tenemos para alcanzarla.

Sobre todo  cambiar los pensamientos negativos sobre uno mismo y sobre la situacion que estamos atravesando y no desvalorarnos, ni criticarnos demasiado.

Pensar que podemos tener problemas, pero que tambien tenemos fortalezas para poder afrontarlos, lo mejor es identificar aquello que podemos cambiar, ver los puntos débiles y utilizar las fortalezas para  la solucion de problemas, si estan a nuestro alcance.

A veces pensar en positivo, mejora la vision de las cosas y ademas mejora nuestras emociones y confianza, de esta forma los problemas seran mas pequeños y no se interpretaran con obstaculos, sino como desafios que podemos transformar.
Es importante creer en uno mismo, creer que somos capaces, que podemos lograrlo, para alcanzar un nivel de autoconfianza optimo que nos lleve a la accion y que no nos paralice ante las dificultades.


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