PRACTICAR COMPASIÓN
La compasión es un sentimiento que sentimos hacia las
personas o animales, nos motiva a hacer algo por los demás nos crea la idea de
que todo esta relacionado o conectado. Cuando estamos centrados solo en
nosotros mismos es difícil sentir compasión por los demás y a veces incluso ni
siquiera por nosotros mismos, siempre tan atados a conseguir cosas o estatus
inventados de nuestra mente.
Hacer algo por los demás necesita de coraje, de fuerza y
sin esperar recompensas o reconocimiento. Para ello desarrollar la empatia es
un recurso imprescindible, vemos al otro y nos identificamos con su sufrimiento
e intentamos ayudar para mejorar su situación. Eso cambia la perspectiva de las
cosas y también de nuestra vida, nos ayuda a tener sabiduría, porque somos capaces
de identificar las situaciones, circunstancias, carencias y buscar soluciones.
A veces es difícil lidiar con el sufrimiento de otro, nos
identificamos y sufrimos por unos momentos, pero como sabemos toda emoción va a
inundarnos y se va a marchar para dejarnos paso a la acción para mejorar la
situación del otro.
A veces tan solo es ayudar a calmar a la otra persona,
hacerle comprender que el dolor de ese momento se irá y que el sufrimiento también.
Hablar, ayudar, acompañar, simplemente a veces estar ahí para la otra persona.
Todo ayuda a que baje el sufrimiento, es el apoyo y soporte emocional lo que
ayuda y si se puede hacer más, buscar ayuda para ello.
Practicar la compasión y la gratitud, apreciar, prestar atención, no se necesita sustituir los pensamientos ni controlarlos sino sólo observar y dejarlos pasar, como las olas del océano, que van y vienen sin volver nunca otra igual, identificarlos, verlos y dejarlos ir.
Mindfulness ayuda a generar compasión, cuándo practicamos la compasión por nosotros mismos, esto nos ayuda a comprender el sufrimiento y estamos más abiertos a sentir el sufrimiento del otro, dándonos cuenta que todos sufrimos. Con la práctica del mindfulness la compasión nos lleva a darnos cuenta de la interconexión con los demás y de que todos somos parte de un mismo universo, dejando atrás ese mí, mío, yo, que tanto nos hace sufrir.
Mindfulness es compasión y sabiduría. Van unidos pues no se puede ayudar a alguien si no somos capaces de saber qué le pasa, nos ayuda a desarrollar lo que se llama ecuanimidad.
La práctica de mindfulness puede ayudar a desarrollar la sabiduría. Hay otras prácticas sólo para la compasión, pero identificarse con el sufrimiento del otro y con el nuestro necesita práctica de sabiduría para aceptar todo aquello que aparezca en la mente, para desarrollar el amor y la generosidad hacia uno mismo y los otros, practicar de forma que cuando llegue el sufrimiento del otro podamos expresar esa generosidad y calidez y solo buscar dar respuestas positivas para ayudar a que la otra persona se sienta bien.
Desarrollar la ecuanimidad nos hace comprender el sufrimiento del otro con otra perspectiva, dándonos cuenta de que en realidad todos sufrimos y que no somos los causantes del sufrimiento, tampoco a veces podemos quitarlo, sólo podemos aliviarlo.
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