CONTROLAR LA IRA
Cuando estamos enfadados, la ira se apodera de nosotros,
estamos tensos, nuestro corazón se acelera, respiramos rápido. No nos damos
cuenta de que la IRA es una emoción y que estar enfadados, es un estado
emocional , no podemos creer que un enfado lo llene todo de ira, angustia y convertirnos
en ello.
Darnos cuenta de que la IRA es una respuesta a un contratiempo en el
que nos sintamos ofendidos, agredidos de alguna manera, como toda respuesta
emocional es automática y no lleva lógica o racionalidad, sino que salta a
nuestra mente en un instante inmediato y nubla toda nuestra parte racional.
Debemos tener cuidado en las valoraciones
que hacemos en esos momentos porque luego lo podemos lamentar. No se piensa con
claridad y no podemos ayudarnos con ninguna solución válida para nosotros o
para los que nos rodean.
Dificil, pero se puede hacer y es tomar el control,
conseguir que LA IRA no nos inunde, darnos cuenta de como nuestro cuerpo esta
angustiado, el corazón late deprisa, nuestra mandíbula se aprieta, estamos tensos,
comenzamos a levantar la voz y a hacer gestos .
PARA UNOS MOMENTOS Y RESPIRA , centrarnos
en nuestra respiración, como el aire entra y sale por nuestra nariz, como
nuesto pecho sube y baja cuando el aire entra y sale, nuestro abdomen se infla
y desinfla cuando el aire pasa por los pulmones, puede ayudar hacer unas
cuantas respiraciones profundas y ralentizar la salida del aire, intentar
hacerlo como si quisiéramos apagar una vela pero muy suavemente. Intentar crear un espacio para la IRA para que
entre y se vaya, como en un recipiente, ha entrado en nuestra mente y la vaciamos, respiramos, sentimos nuestro
cuerpo y sentimos que somos nosotros los que lo controlamos no la emoción, SALIR
a dar un paseo, ESCUCHAR una melodía, LLAMAR a alguien, lo que pueda calmar ese momento y después
TOMAR LAS DECISIONES
Dificil otra vez, pero a la larga nos damos cuenta de que
las emociones no nos controlan, sino somos nosotros los que controlamos las
emociones.
Comprender que todas las cosas vienen y van, también las
emociones y darnos cuenta de que todo ocurren por la combinación de causas y
condiciones. Los pensamientos igual que las emociones vienen y van y no nos
identificamos con ellos, no somos nuestros pensamientos, darnos cuenta de que
nada permanece y nuestros pensamientos y emociones se van también.
Pueden venir tiempos felices y hermosos y tiempos malos y dolorosos,
pero seguiremos siendo nosotros mismos y tanto unos como otros se irán.
Darnos cuenta de la impermanencia de las cosas, cierra los
ojos y observa como los sonidos aparecen y desaparecen, el placer no dura para
siempre, igual la angustia o la tristeza son momentos pasajeros de nuestra vida
que tenemos que acostumbrarnos a verlos pasar.
Toma un trozo de chocolate, ponlo en tu boca y saborea su
dulzor, su textura, como al juntarse con la lengua tiene un sabor y como en la
parte de arriba de la boca otro, disfruta ese momento del chocolate en tu boca.
Siente como poco a poco se va disolviendo y sin casi sin querer lo tragas y lo
dejar ir por tu garganta, va desapareciendo, hasta que llega un momento que ya
no hay chocolate en la boca, persiste el sabor por unos momentos, pero se va la
sensación de placer, se va la sensación de disfrute, se va el momento
chocolate.
Igual ocurre con el dolor y la pérdida, sufrimos, sentimos
tristeza, pena, angustia, rabia, nuestro cuerpo se inunda de todas esas
emociones, pero igual que el chocolate, se irán.
No nos apegamos a ellas, las
dejamos ir porque nada permanece, todo fluye y se va.
No apegarnos a lo agradable o evitar lo desagradable, tanto
una como otra pasaran y nuestra vida seguirá fluyendo.
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